¿El TDAH es un trastorno inventado?
No. El TDAH fue descrito por primera vez en una publicación científica en el año 1902, no mucho después que trastornos como la Esquizofrenia o el Trastorno Bipolar. Existen además, en la literatura no científica, descripciones de niños que se corresponden con lo que hoy denominamos TDAH desde mucho antes.
¿Cuántos niños sufren TDAH en España?
El TDAH es padecido por muchos niños españoles. Se estima que el 5% de la población infanto-juvenil la sufre, lo que equivale a uno o dos niños por aula.
¿Quiénes tienen más posibilidades de padecer TDAH? ¿Los niños o las niñas?
Con respecto a la relación entre los sexos, los niños son más propensos que las niñas a sufrir TDAH, en cifras que varían de 4 a 1. El TDAH que combina todos los síntomas es el más común en varones de edad escolar, mientras que el trastorno en el cual predomina el déficit de atención, es más usual entre chicas adolescentes.
¿El TDAH se manifiesta de la misma manera en todas las personas?
No, el TDAH es un trastorno complejo, cuyos síntomas están presentes en muy distinto grado en cada persona. Además, las consecuencias que estos síntomas pueden producir en un individuo son influidos por aspectos ambientales y personales.
¿El TDAH es hereditario?
El TDAH tiene un componente genético importante, que determina hasta el 70% del trastorno. Sin embargo, los factores biológicos no genéticos y ambientales juegan también un papel importante en su desarrollo y, sobre todo, en la forma de manifestarse. Aunque su presencia en algún miembro de la familia es un factor de riesgo para los descendientes, no todos los niños con TDAH tienen antecedentes familiares.
En los casos de TDAH, ¿la hiperactividad se pasa con el tiempo?
No. La hiperactividad es el resultado de una alteración evolutiva que afecta a la maduración de algunas funciones mentales y al desarrollo del niño. Esto supondrá una realización defectuosa de ciertos aprendizajes.
Se estima que más del 80% de los niños que presentan el trastorno continuarán padeciéndolo en la adolescencia, y entre el 30-65% lo presentarán también en la edad adulta. Sin embargo, las manifestaciones del trastorno irán variando notablemente a lo largo de la vida. Sólo un buen tratamiento podrá mejorar el comportamiento hiperactivo.
¿El niño con TDAH actúa con mala intención?
No, dado que en gran parte, sus comportamientos dependen de los síntomas del trastorno y de su dificultad para retener lo aprendido y aplicar los aprendizajes (incluidos los de normas de conducta). Es evidente, entonces, que sus conductas negativas no son intencionadas. Además, el primero que sufre las graves consecuencias negativas de las mismas es el propio niño.
¿El castigo es una buena solución para controlar el comportamiento de estos niños?
No, de hecho, se ha demostrado que el castigo sistemático es absolutamente ineficaz y perjudicial en la educación de los niños con TDAH. Estos niños tienen dificultades para retener y aplicar lo aprendido; esto no sólo ocurre en el ámbito académico, sino en general. Al niño con TDAH le cuesta entender lo que se puede o no se puede hacer; por ello, los castigos parecen ineficaces. En la mayor parte de los casos, les supone una forma de represión injusta que les incapacita para aprender las normas de comportamiento.
Por otra parte, su propia inquietud es muchas veces confundida con una mala conducta, lo que lleva a castigarle en exceso sin motivos reales, creando un acostumbramiento al castigo. Además, los comportamientos positivos muchas veces pasan desapercibidos, dando al niño la sensación de que sólo se le presta atención cuando se porta mal (de ahí que su comportamiento negativo pueda percibirse como una «llamada de atención»).
¿Cuáles son las limitaciones que puede padecer un niño con TDAH?
El TDAH no supone una incapacidad, pero sí dificultades en muchas facetas del desarrollo normal del niño. En el niño con TDAH existen alteraciones que producirán un rendimiento académico pobre, asociado a una baja autoestima, alteraciones emocionales y problemas en la integración social.
Si bien estos síntomas no suelen incapacitar a los niños con TDAH a alcanzar ciertas metas profesionales, éstos suponen verdaderas limitaciones con el paso del tiempo: en el rendimiento escolar, en las relaciones interpersonales, en el desarrollo de la personalidad.
¿Tienen los padres la culpa de que su hijo padezca TDAH?
No, los padres no tienen la culpa. El entorno familiar del niño con TDAH puede mitigar o potenciar la aparición de ciertos problemas de conducta. Las familias de los niños con TDAH son más castigadoras, más autoritarias y más negativas, pero esto es a menudo motivado por la propia conducta del niño. Sin embargo, la modificación de esos patrones familiares facilitará el mejor desarrollo del niño con TDAH.
¿El TDAH está vinculado a otros trastornos?
Sí. De hecho, los síntomas del TDAH muchas veces se confunden o aparecen con otros trastornos neurológicos, biológicos y conductuales. Casi la mitad de los niños con TDAH (en especial, los varones) también tienden a padecer el trastorno oposicional desafiante. El trastorno de conducta aparece simultáneamente entre el 30 y el 50% de los niños con TDAH. Del 20 al 30% de los niños con TDAH evidencian trastornos afectivos, y el 25%, trastornos de ansiedad. A su vez, más de un 20% presentan problemas específicos del aprendizaje (en lectura, escritura, matemáticas).
Existe además un vínculo entre el TDAH y el trastorno de tics o síndrome de Tourette, un trastorno neurobiológico que se caracteriza por tics motores y vocales. Si bien sólo un pequeño porcentaje de las personas con TDAH tienen Tourette, por lo menos el 70% de los que padecen Tourette también tiene TDAH
¿Son todos los niños con TDAH rebeldes, oposicionistas y desafiantes?
Estas conductas son muy frecuentes en los niños con TDAH (son desobedientes, contestan a los adultos, parecen no escuchar cuando se les manda hacer algo, discuten o interrumpen con frecuencia). Esto se debe a que estos niños tienen dificultades para percibir su propia realidad y la de su entorno, lo que provoca que se sientan incomprendidos y «reprimidos» ante cualquier intento de corrección.
Sin embargo, las conductas oposicionistas y desafiantes no siempre están presentes. Y pueden surgir como síntomas accesorios del trastorno. Un niño sin TDAH también puede presentar este tipo de conductas (aunque con mucha menos frecuencia).
¿Por qué el niño con TDAH tiene dificultades de aprendizaje?
Los niños con TDAH experimentan muchas dificultades para concentrarse y prestar atención; se aburren fácilmente y no terminan sus actividades correctamente. Esto hace que su rendimiento en clase sea menor de lo esperado con respecto a su capacidad intelectual.
¿El TDAH se cura?
El niño con TDAH no puede dejar de serlo, dado que no se puede hacer que desaparezcan la causas de su trastorno (una alteración evolutiva que afecta a la maduración de algunas de sus funciones mentales y a su desarrollo). Sin embargo, es posible mitigar o eliminar las consecuencias negativas o síntomas que produce este trastorno.
Un buen tratamiento, aplicado desde muy temprana edad, puede evitar los déficits en la las capacidades afectadas por el trastorno y en el proceso de aprendizaje, que interfieren en la maduración del niño. En la mayor parte de los casos -dependiendo del tiempo de evolución del trastorno sin tratamiento-, se pueden evitar las limitaciones en el rendimiento escolar, en la percepción de sí mismo y del entorno, el desarrollo de la competencia social, etc.
¿Qué cosas pueden mejorar o empeorar un TDAH?
Existen varios factores que ayudan a una buena evolución del trastorno:
Un diagnóstico precoz
- Una educación coherente por parte de los padres
- La transmisión de valores positivos y estabilidad familiar
- El conocimiento por parte de los profesores y adaptación de las actividades educativas
- La colaboración entre los padres y la escuela
Por el contrario, los siguientes factores pueden empeorar el pronóstico de TDAH:
Un diagnóstico retardado
- Fracaso escolar
- Una educación demasiado permisiva o severa
- Desavenencias y hostilidad entre los padres
- Problemas de salud en el niño
- Precedentes familiares de alcoholismo, conductas antisociales u otros trastornos mentales
¿Qué puede ocurrir con un adolescente cuyo TDAH no haya sido tratado durante la infancia?
El adolescente que no haya tratado su TDAH durante la infancia tendrá unos síntomas más marcados y podría mostrar otras alteraciones asociadas, como la ansiedad, trastornos de conducta, inadaptación social o consumo de sustancias. El TDAH no sólo afecta gravemente la vida personal y social de los jóvenes, sino que también repercute intensamente en sus familias, en la sociedad, y aumenta las necesidades de prestación sanitaria.
Un adolescente con TDAH sin tratamiento no sólo sufre un deterioro en las relaciones con los compañeros. También podría desarrollar conductas de riesgo, que suelen aumentar la probabilidad de sufrir traumatismos y accidentes de tráfico, embarazos no deseados o consumo de sustancias.
La natural inseguridad del adolescente unida al temor de sentirse estigmatizado, y a la posible presencia de un trastorno oposicional desafiante, hace que le sea más difícil comenzar o llevar a cabo el tratamiento. Por todo ello, es muy importante entablar una buena relación entre éste y el médico. De esta forma, el joven estará más abierto a escuchar los pormenores del trastorno y los beneficios del tratamiento, aumentando la probabilidad de conseguir un cumplimiento óptimo.
¿Un adulto puede padecer TDAH?
El TDAH no desaparece con la edad. Sin embargo, como ha sido un trastorno poco conocido en otras épocas, existen muchos adultos que nunca han sido diagnosticados.
Muchos de ellos han compensado sus deficiencias y han aprendido a controlar las consecuencias negativas, que no constituyen un impedimento importante en el desarrollo de buena parte de su actividad. Sin embargo, otros no han desarrollado adecuadamente algunas de las facetas básicas de la persona, sufriendo trastornos de la personalidad, alteraciones emocionales graves, problemas afectivos o laborales, mayores tasas de accidentes de tráfico, dificultades en las relaciones sociales…
¿Qué puede hacer la escuela con los niños con TDAH?
Conocer el problema para poder comprender e intervenir adecuadamente. Esto implica asesorar a los padres en la derivación del niño a un especialista adecuado y comprender las necesidades específicas del niño.
La colaboración entre colegio y familia es fundamental para un tratamiento efectivo. En muchos casos, el niño necesitará una valoración pedagógica que determine sus necesidades académicas, así como un plan de intervención escolar personalizado. Por otra parte, el profesorado debe informar a los padres a lo largo de todo el curso escolar, intercambiando información y experiencias, fomentando la colaboración entre la escuela y la familia.
¿Qué pueden hacer los padres y familiares por su hijo con TDAH?
Aceptar el problema y acudir a especialistas que diagnostiquen y elaboren un tratamiento adecuado para el trastorno. A su vez, deberán buscar asesoramiento psicológico y psicopedagógico que les ofrezcan pautas educativas para establecer la relación educativa con su hijo, y la buena comunicación con el colegio. De esta forma se trabajará en sintonía desde las tres perspectivas: familia, colegio, especialistas.
¿Qué se necesita para diagnosticar TDAH?
El diagnóstico de TDAH se produce cuando la persona evidencia síntomas de inatención, impulsividad e hiperactividad antes de los siete años. Cada uno de estos síntomas se manifiesta a través de unos comportamientos determinados, que suelen ser normales en cualquier niño. Sin embargo, en el caso de niños con TDAH se dan con más frecuencia e intensidad y se manifiestan en dos o más ambientes (por ejemplo, en casa o en la escuela). Estos síntomas interfieren en su proceso de aprendizaje y/o en sus relaciones sociales, y más tarde, en su vida profesional.
¿A partir de qué edad puede diagnosticarse un TDAH?
La consulta con un profesional se justifica siempre que se observen problemas en el funcionamiento cotidiano de un niño respecto a lo que se espera por su edad, o si es un niño al que no se consigue manejar educativamente. Es por ello que no existe una edad «ideal» para acudir al profesional; esto dependerá de las características de cada caso. Sin embargo, el Déficit de Atención con Hiperactividad no puede diagnosticarse de manera suficientemente fiable hasta los cuatro o cinco años de edad.
¿Cómo se trata el TDAH?
El tratamiento del TDAH exige una intervención multimodal, que incluya tratamiento farmacológico, psicoeducación y entrenamiento de padres, intervenciones psicológicas conductuales o cognitivo-conductuales e intervenciones escolares y psicopedagógicas.
¿Para qué sirve el tratamiento?
Un tratamiento precoz y bien organizado ayudará a controlar los síntomas principales del TDAH (hiperactividad, inatención e impulsividad), facilitando el proceso de aprendizaje académico y de comportamiento, mejorando las interacciones sociales, disminuyendo el riesgo de que aparezcan otros trastornos asociados y ayudando a que el niño tenga un mejor pronóstico de futuro.
¿Debe mi hijo tomar medicación?
El objetivo de la medicación es estimular aquellas áreas cerebrales que están poco activas. De esta forma se mejoran los síntomas principales del trastorno, el rendimiento académico y el comportamiento del niño. También se facilitan las interacciones escolares, familiares y sociales, dando lugar a un desarrollo más eficaz de las intervenciones psicológicas y pedagógicas. Sin embargo, siempre se debe consultar al médico de familia o al pediatra en caso de iniciarse un tratamiento farmacológico, dado que no se puede predecir que niños responderán bien a la medicación estimulante. Se sabe que cuanto más severos son los síntomas, la respuesta suele ser también mejor.
¿Debe mi hijo recibir apoyo psicológico y psicopedagógico?
Sí. Esto se debe a que el TDAH es un trastorno complejo; muchos de sus síntomas tienen que ver con las características individuales del niño, como el sexo o la edad, y otros, con agentes externos como el entorno familiar y social. Por todo ello, el tratamiento del TDAH debe basarse en un programa multimodal, que no sólo incluya intervenciones de tipo farmacológico, sino también psicológico (para analizar y tratar la psique del niño) y psicopedagógicas (para integrarlo en el entorno escolar). Ninguna de estas intervenciones es exclusiva; no puede, ni debe sustituir a las demás.
¿Produce adicción el tratamiento farmacológico?
No existe ninguna prueba en este sentido. De hecho, una vez ajustada la dosis eficaz, no hace falta aumentarla, salvo para adaptarla a los cambios del crecimiento (mayor talla y peso del niño). Su administración está relacionada con una menor probabilidad de desarrollar trastornos por abuso de drogas en la adolescencia.